He reducido mi lista ilusionada de propósitos para el 2017, los he borrado todos, incluso los que me gustaban o aquellos en los que llevaba ventaja y los he sustituido por una sola palabra, yo.

Cuidarme, mimarme, premiarme y trabajar para conseguirlo, es mi gran objetivo.

Sentirme bien, pero sobre todo permitirme sentirme mal, entenderme, escucharme, quejarme y llorar, para encontrar el modo de despejar dolores y que me alivie comprender que me ocurre, como reconducirlo y sentirme mejor aunque esté en medio de un problema.

Utilizar la crítica, hacerla constructiva y ser mi autocrítica preferida para no dejarme llevar por las emociones que nublan durante días situaciones sencillas.

Y para aquellas que representan un desencuentro mayor, una problemática más compleja, servirme de paciencia, de la ayuda que me puede prestar una mirada amiga y objetiva, una mirada crítica pero realista, una mirada profesional y efectiva.

Unir esa ayuda a mis recursos y solucionar aquello que está en mi mano cambiar y desprenderme soltando aire, de todo lo demás.

Mientras dejarme llevar por un pequeño respiro, descansando más, desconectando cada día un ratito para recargar mi batería de energía, y no gastar la batería de mi móvil, mi tablet y mi portátil sin necesidad.

Y disfrutar de una película sin interrupciones, empezar un libro y terminar con su trilogía, pasear por mi ciudad cuando vaya con mi perro, a comprar, a trabajar o a cualquier cita.

Conversar con mis plantas mientras florecen, bailar en casa al ritmo de la música que más me guste escuchar, ir al cine a un estreno, felicitarme porque cumplo años, regalarme un viaje para saborear todo lo que me puede aportar, incluir actividad física a mis rutinas para que las endorfinas me alegren el día, acariciar a mi gato para aprender a ronronear.

Estar con los de casa, sin más. Con los pequeños y sus inocentes preocupaciones, con los más mayores y sus sabias historias, con mis amigos de igual a igual, con mi pareja haciendo del amor un suma y sigue y mucho más, dedicarme todos los ratos del día.

Y quejarme menos aunque proteste más, valorar lo bueno que tengo mientras lo agradezco, reírme con ganas de mi misma, hacer del humor una compañía, seguir soñando despierta y dormida.

Ser consciente de que la vida te da pero también te quita, y entonces cuesta vivirla, porque duele y se enfría, pero llega el tiempo que te mece y te alivia…llega el respiro, la suerte y la valentía, la vida seguirá pasando con rapidez, con sorpresa y con encanto, y yo como todos los demás seguiré caminando al ritmo de mis zapatos.

Y quererme mucho y quererme bien, yo soy lo más valioso que tengo.