La conexión con mi pareja es plena, lo sé porque lo siento, y si lo siento es porque es real.¿Cómo es posible que al amor lo llamen mito? Somos celosos, es normal, porque ese amor es nuestro. Quien no lo haya sentido, es porque no ha querido a nadie en su vida.

Desde que las mariposas inundaron mi estómago en su presencia, se que es mi destino, que el “uno para el otro” se nos queda corto, que somos exclusivos, que las cosas van mejor cuando las hacemos juntos, que todo mi mundo es el suyo.

Hasta que sonó su móvil de madrugada y no era una llamada de emergencia, era una mensaje instantáneo misterioso, sospeché de inmediato, pregunté y lo peor en estos casos, una simple equivocación del trabajo. ¿De madrugada? JA!

No me dejó otra alternativa dada su falta de comunicación y obviamente falta de confianza, nosotros nos lo contamos todo y esto se salía del todo, inicié una misión de espionaje.

El móvil, era mi principal fuente de información, esperé el momento oportuno que me costó días porque y esto supone otro dato de interés no se separa del el. Me temblaban las manos, lo reconozco.

Pero al cabo de seis meses manejaba su dispositivo con velocidad discreta, comprobé facturas, olía ropa, hice interrogatorios sobre su entorno laboral, circulo social, familiar, personal, y ya de paso su pasado (anoté en mi lista a investigar una persona especial a los 14 años)… Y controlé las redes sociales a base de mucho esfuerzo, realizaba seguimiento de sus movimientos, un “me gusta” ¿a qué?, ¿a quién?, ¿porqué? ¿Plantas de interior? ¿Dietas de comida sana? ¿Síntomas de enfermedades? Debo añadir una crítica, tenía cierta obsesión con esto último. Debía hacérselo ver.

Cada vez que había algo raro, lo investigaba y así descubrí, que mi mundo de dos, con mariposas revoloteando alrededor estaba bien, la fidelidad respiraba en nuestra estupenda relación, porque era estupenda, y yo lo tenía todo controlado, si se le ocurría mirar en otra dirección, lo sabría, no sabía que haría con esa información, pero lo sabría.

Hasta que me pilló de la forma más tonta, fue una equivocación que tenía una explicación, intenté decírselo “que no era lo que parecía, que no era para tanto, que solo fue una vez y que jamás volvería a suceder, era un tremendo error”.

Has traicionado mi confianza, contestó.