Ayuda a los hijos a adaptarse con éxito a los desafíos de la vida como adultos

 

El desarrollo positivo tiene como objetivo que los niños/as aprendan habilidades que les ayudarán a adaptarse con éxito a los desafíos de la vida como adultos. Para que aprendan dichas habilidades es necesario que se den dos factores; un entorno seguro y adultos competentes que transmitan dichas habilidades.

Actualmente se llevan a cabo muchos programas destinados a fomentar este desarrollo positivo. Estos programas se centran en trabajar con los niños el razonamiento moral, las atribuciones de éxito y fracaso, etc.

Pero una de las formas más eficaces y necesarias para promover el desarrollo positivo en los niños/as es a través de la familia. La familia es un factor de protección para los niños/as y una poderosa fuente de influencia en los mismos. Por ello, se pueden utilizar algunas de estas estrategias con el objetivo de hacer de nuestros/as hijos/as personas autónomas, resilientes y con un desarrollo positivo:

  1. Aceptar a los niños tal y como son, respetar su manera de ser y potenciar sus cualidades.
  2. Evitar las etiquetas, los niños «actúan bien o mal» no «son buenos o malos». Los niños identifican que si sus padres los reconocen con una determinada etiqueta es porque son así, se identificarán con ella y se comportaran de acuerdo a la misma.
  3. Evitar las comparaciones, cada niño es único, comparando siempre sale alguien perdiendo, y se fomentan conductas competitivas siendo más favorables las cooperativas.
  4. Reconocer los aciertos en lugar de resaltar los errores. Eso no quiere decir alabar continuamente al niño y no corregirlo, tan necesario es que el niño diferencie lo que está bien de lo que está mal como que tenga límites ante las cosas que no debe hacer.
  5. Ser coherentes con lo que los adultos decimos. En ocasiones, les «amenazamos» con castigos que son desproporcionados respecto a lo que han hecho y no los cumplimos.
  6. Darles alternativas para que, antes de castigar, puedan rectificar y evitar castigo. Así, promovemos conductas positivas en lugar de negativas.
  7. Escucharlos. A veces los adultos consideramos que los que los niños/as dicen no es importante y les comunicamos que no lo es (niño: «Estoy cansado», madre: ¿Cansado? ¿Cómo vas a estar cansado si es lunes y estás recién levantado?) ¿Y porqué no puede estar cansado aunque sea lunes y acabe de levantarse?.
  8. Estregarles, en la medida de lo posible, la responsabilidad para que tomen sus propias decisiones y hacerles conscientes de las consecuencias que sus actos tienen (buenas y malas).
  9. Otorgarles progresivamente autonomía, tener responsabilidades ayuda a sentirse parte de algo y proporciona satisfacción.
  10. Fomentar la comunicación bidireccional: es importante que los padres se comuniquen con sus hijos y viceversa, fomentando así la asertividad.
  11. Expresar mediante el lenguaje, verbal y no verbal, que se les quiere. Así será, seguro, un niño mucho más feliz.

 

Artículo para la revista «familiasXL» Federación de Asociaciones de Familias Numerosas de La Comunidad Valenciana, noviembre 2012.