Ayuda a los hijos a adaptarse con éxito a los desafíos de la vida como adultos
El desarrollo positivo tiene como objetivo que los niños/as aprendan habilidades que les ayudarán a adaptarse con éxito a los desafíos de la vida como adultos. Para que aprendan dichas habilidades es necesario que se den dos factores; un entorno seguro y adultos competentes que transmitan dichas habilidades.
Actualmente se llevan a cabo muchos programas destinados a fomentar este desarrollo positivo. Estos programas se centran en trabajar con los niños el razonamiento moral, las atribuciones de éxito y fracaso, etc.
Pero una de las formas más eficaces y necesarias para promover el desarrollo positivo en los niños/as es a través de la familia. La familia es un factor de protección para los niños/as y una poderosa fuente de influencia en los mismos. Por ello, se pueden utilizar algunas de estas estrategias con el objetivo de hacer de nuestros/as hijos/as personas autónomas, resilientes y con un desarrollo positivo:
- Aceptar a los niños tal y como son, respetar su manera de ser y potenciar sus cualidades.
- Evitar las etiquetas, los niños «actúan bien o mal» no «son buenos o malos». Los niños identifican que si sus padres los reconocen con una determinada etiqueta es porque son así, se identificarán con ella y se comportaran de acuerdo a la misma.
- Evitar las comparaciones, cada niño es único, comparando siempre sale alguien perdiendo, y se fomentan conductas competitivas siendo más favorables las cooperativas.
- Reconocer los aciertos en lugar de resaltar los errores. Eso no quiere decir alabar continuamente al niño y no corregirlo, tan necesario es que el niño diferencie lo que está bien de lo que está mal como que tenga límites ante las cosas que no debe hacer.
- Ser coherentes con lo que los adultos decimos. En ocasiones, les «amenazamos» con castigos que son desproporcionados respecto a lo que han hecho y no los cumplimos.
- Darles alternativas para que, antes de castigar, puedan rectificar y evitar castigo. Así, promovemos conductas positivas en lugar de negativas.
- Escucharlos. A veces los adultos consideramos que los que los niños/as dicen no es importante y les comunicamos que no lo es (niño: «Estoy cansado», madre: ¿Cansado? ¿Cómo vas a estar cansado si es lunes y estás recién levantado?) ¿Y porqué no puede estar cansado aunque sea lunes y acabe de levantarse?.
- Estregarles, en la medida de lo posible, la responsabilidad para que tomen sus propias decisiones y hacerles conscientes de las consecuencias que sus actos tienen (buenas y malas).
- Otorgarles progresivamente autonomía, tener responsabilidades ayuda a sentirse parte de algo y proporciona satisfacción.
- Fomentar la comunicación bidireccional: es importante que los padres se comuniquen con sus hijos y viceversa, fomentando así la asertividad.
- Expresar mediante el lenguaje, verbal y no verbal, que se les quiere. Así será, seguro, un niño mucho más feliz.
Artículo para la revista «familiasXL» Federación de Asociaciones de Familias Numerosas de La Comunidad Valenciana, noviembre 2012.