Los niños tienen unas necesidades básicas, que nosotros como padres sabemos que debemos cubrir.

Habitualmente estamos muy atentos a la salud física de los niños, si tienen frío, si comen bien, si presentan tos o fiebre etc. Son necesidades  objetivas por lo tanto, fáciles de observar y atender: Pero en este artículo nos queremos centrar en la salud psicológica y concretamente en las necesidades  emocionales, ya que tienen una gran importancia en el crecimiento de nuestros hijos y en su desarrollo como adultos.

Si cubrimos dichas necesidades, los niños crecen de forma adecuada psicológicamente, pero si no es así, y hay una deficiencia grave en algún área, aparecen serios problemas para llevar una vida satisfactoria.

Existen seis de estas llamadas necesidades emocionales, en este post hablaremos en profundidad de las tres primeras que son:

  • Seguridad básica
  • Relación con los demás
  • Autonomía

 

  1. Seguridad básica: los niños necesitan experimentar la sensación de seguridad en un ambiente familiar estable, un hogar seguro donde los padres estén presentes de manera previsible, tanto física como emocionalmente. Un niño que se siente seguro, puede relajarse y confiar. La seguridad es un sentimiento esencial, sin ella no podemos continuar con otros aspectos relativos a nuestro crecimiento personal. Las personas que han sido objeto de abusos o abandonadas de niños por los padres, quedan de distintas formas afectadas por ello.

De adultos creen que en cualquier momento una desgracia puede ocurrir y que no hay ningún lugar en el que se puedan sentir seguros, debido a ello se sienten vulnerables y frágiles. Su estado de ánimo se caracteriza por la intensidad y suelen actuar de forma impulsiva y/o autodestructiva.

  1. Las relaciones con los demás: para desarrollar la capacidad de relacionarnos, necesitamos amor, atención, empatía, respeto, comprensión, cariño y una guía para seguir. Hay dos maneras de relacionarse con los demás, las relaciones íntimas, que se establecen a partir de los vínculos emocionales con el círculo más cercano. Y las relaciones de tipo social que se establecen con los amigos y la comunidad, es más bien un sentimiento de pertenencia, de encajar en la sociedad. Si esta necesidad no se cubre, en la edad adulta se presentan problemas en las relaciones con los demás y la sensación constante de estar aislado y de no encajar en ningún sitio, estando la soledad  siempre presente.
  2. Autonomía: es la habilidad para separarnos de nuestros padres y de funcionar de manera independiente. Se refiere a la capacidad de comportarse como un individuo, de dejar la casa de los padres y de tener una vida con sus propios objetivos.

La familia tiene que enseñar  las habilidades para ser autosuficiente, que  animen a asumir responsabilidades, sentirse seguro para aventurarse en el mundo. Cuando la familia sobreprotege demasiado las personas se sienten vulnerables  y débiles frente al mundo.

 

Basado en la Terapia de Esquemas de Jeffrey E Young.

 

Eugenia Coret

Psicóloga Colegiada Num. CV05296