Tan tradicional como la visita de Papá Noel, las felicitaciones de fiestas y el roscón de Reyes, tenemos también la tradicional lista de propósitos a cumplir para este nuevo año.
Nos lo decimos frente al espejo, lo compartimos en nuestros círculos sociales, lo escribimos y también nos lo reprochamos al recordar ese propósito que viene repitiéndose de forma molesta desde hace un tiempo, los hay incluso que se han convertido en todo un clásico de nuestras vidas.
¿Quién no ha dicho sin arrepentirse después “a partir de enero, me pongo a dieta”, “este año dejo de fumar”, “en cuanto terminen las fiestas, ahorro” y el mítico “me apunto al gimnasio”?
Hay propósitos que una vez dichos, son como leyendas urbanas que creamos nosotros mismos aunque no fuéramos conscientes de su maligno poder y que se pasean por nuestra mente, están por ahí aunque los intentemos borrar, ni se cumplen, ni se olvidan…Y para quitárnoslos de encima, cuando iniciamos el año, los sacamos de nuevo, renovados, brillantes, sinceros y seguros; “esta vez si”.
Para que se cumpla el propósito que los resume todos, ese convincente “esta vez si” ¿qué tal si empezamos por el principio?
La lista de propósitos, que empiece siendo pequeña, con pocos y resumidos bastará, que sea breve, que cuando la escribamos nos parezca sencilla, poca cosa quizá para que cuando la leamos nos de ganas de empezar porque se pueden cumplir, porque comenzamos por el primero y no por los 35 propósitos restantes a la vez.
Y que sea abierta, no sabemos si añadiremos nuevos y emocionantes retos a medida que cumplamos los primeros, o si deberemos realizar anotaciones a los ya escritos.
Que los objetivos, sean posibles y realistas, que se ajusten a nosotros no a quienes no somos, que si por ejemplo queremos aprender un idioma, empecemos con un sencillo pero comprometido “estudiar un idioma”…en lugar de “sacarme el C1 de Inglés en la Escuela Oficial de Idiomas en la próxima convocatoria”.
No es por tener un propósito de duración indeterminada, es porque los hay que requieren tiempo (la mayoría) y los hay que a medida que nos metemos en ellos debemos reajustar sus medidas (la mayoría), puede que los cumplamos antes o después, con más facilidad o mayor dificultad, porque eso forma parte de su misterio.
Pero que todos nuestros propósitos puedan reunir estos puntos en común;
- Que todos, todos, todos nos tengan a nosotros como protagonistas, porque nadie más puede cumplirlos.
- Que todos, todos y todos tengan enfoque positivo, cambiando el “ser capaz de correr la próxima maratón” por “prepararme para la próxima maratón”, porque claro que somos capaces.
- Que absolutamente todos, nos hagan sentir bien, porque ese es su sentido.
- Que todos ellos sin excepción sean logros pequeños, medianos y grandes trofeos personales.
Y una cosa más, que si no se pueden cumplir sea porque estamos en ello, no porque no haya tiempo, ni ganas, ni motivación, quizá necesitemos añadir a la nueva lista de propósitos del siguiente año, los renovados y modernos propósitos-2, y es que a veces las segundas partes, si son buenas.
¡¡¡Feliz Año!!!
María Martínez Antón
CV 10509